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Vendiendo o salvando el alma de la OAS



Vendiendo o salvando el alma de la OAS
Por Sir Ronald Sanders
 
(El autor es el Embajador de Antigua y Barbuda en los Estados Unidos y de la Organización de los Estados Americanos (OAS, por sus siglas en inglés). Además, es un miembro de alto rango del Instituto de Estudios de la Commonwealth en la Universidad de Londres y en Massey College en la Universidad de Toronto. Las opiniones aquí expresadas son exclusivamente suyas).
 
La Organización de los Estados Americanos (OAS), de por sí una institución descompuesta, fue destrozada aún más el 9 de abril durante una reunión de su Consejo Permanente.  Es ahora una organización cuya membresía está profundamente dividida y entre quienes predominan la desconfianza y el rencor.
 
Cómo se resolverá este enorme problema - si es que se puede resolver - es el mayor reto al cual se enfrentan sus 33 y medio miembros.  Abordaré el tema del medio miembro luego en este comentario.
Nada de lo que yo diga en este comentario es un secreto. La reunión del Consejo Permanente que tuvo lugar el 9 de abril fue transmitida por Internet en vivo en el sitio web de la OAS.   
 
La reunión se llevó a cabo, después de semanas de esfuerzo por parte de los Estados Unidos y la mayor parte de los miembros del denominado Grupo Lima, para asegurar la adopción de una resolución que depondría al representante del gobierno de Nicolas Maduro y lo reemplazaría con el candidato nominado por Juan Guaido. Guaido es el autoproclamado “Presidente Interino” de Venezuela, y así es reconocido por aproximadamente 50 entre más de 200 gobiernos en el mundo.
 
Las maniobras entre bastidores tuvieron el solo propósito de adquirir 18 votos, constituyendo una mayoría simple de los 34 estados-miembros, para así imponer al candidato nominado por Guiado como el representante de Venezuela.    
 
Llevó tiempo para que los 14 países centrales pudieran atraer el apoyo de otros 4, en gran medida debido a que la manera en que la resolución se impulsó en el Consejo Permanente desafió las leyes internacionales y, el Acta y las normas de la OAS. Los gobiernos tuvieron que buscar a fondo para poder balancear la indiferencia hacia la integridad de la OAS como una institución y el deseo de ayudar a los países que estaban empeñados en reconocer al representante de Guiado.
 
La reunión se programó para el mediodía del 9 de abril y se les advirtió a todas las delegaciones que llegaran a tiempo para poder empezar de inmediato. En realidad, los delegados fueron forzados a esperar hasta la 1pm para comenzar la reunión ya que, en el último momento, Jamaica – uno de los fieles 18 – insistió en una redacción, lo cual provocó una conmoción en el grupo y amenazó con descarrilar todo el esfuerzo.   
 
Aun después de que se presentó la resolución durante la reunión del Consejo Permanente y se estaba debatiendo, no estaba claro qué texto se estaba considerando. Lo que se presentó durante la reunión fue el texto original, sin incluir la redacción propuesta por Jamaica.  Una solicitud de clarificación por mi parte, como el representante de Antigua y Barbuda, resultó en una interrupción del proceso para generar el texto final de la resolución. Su propósito principal continuó siendo aceptar el nombramiento del “Representante Permanente designado por la Asamblea Nacional.”
 
Hubo un debate solemne y serio sobre todo el proceso, pero, al final, 18 países, usando su estrecha mayoría, forzaron que se aprobara por votación.   
 
Algunos gobiernos interesados en sí mismos han caracterizado la reunión del 9 de abril como un conflicto entre el apoyo de o la oposición a las fuerzas contendientes en Venezuela. Secciones de los medios de comunicación han adoptado ese punto de vista.
 
Pero, en vez de ser sobre Maduro/Guaido y Venezuela, la reunión se centró en vender o salvar el alma de la OAS; fue sobre ignorar las normas internacionales y la estructura de la Organización para apoyar los propósitos políticos a corto plazo de unos cuantos; y fue sobre el debate con respecto a la retención de la integridad de la OAS.  
 
Al final de la votación, aprobada por mayoría simple, el Embajador de México, Jorge Lomónaco Tonda, resumió bien la reunión.  El dijo: “No hubo ganadores ni perdedores; solo perdedores.” Y, el mayor perdedor fue la OAS.
 
En ningún lugar del Acta de la OAS, o en sus normas, el Consejo Permanente tiene la autoridad de actuar en el reconocimiento de un gobierno. Además, como se declaró varias veces durante la reunión, el reconocimiento de un gobierno es el derecho soberano de los estados y no puede ser determinado o impuesto por una organización multilateral.  Como mínimo, el asunto, dada su gran importancia política, debió haber sido considerado por una sesión especial de la asamblea general, el órgano superior de la OAS.
 
Lo que el precipitado y desacertado proceso logró hacer es deteriorar la OAS como una institución, contaminando su estructura y gobierno, perjudicando las relaciones entre los estados miembros y volviéndola inepta para su fin pero alcanzando las metas de una terca mayoría de 18 países.
 
El voto de reconocimiento del representante de la Asamblea Nacional fue realmente sobre la retirada del reconocimiento del representante del gobierno de Maduro. Aunque se haya logrado eso dentro de la OAS, nada ha cambiado dentro de la comunidad internacional. Los países que reconocen a Maduro o Guaido como Presidente de Venezuela continúan haciéndolo.   
 
Nada ha cambiado en Venezuela tampoco. El voto no ha resultado en nuevas negociaciones y en ninguna solución a la situación humanitaria. Más bien al contrario, ha servido solamente en cementar los lados opuestos de este conflicto político y en cerrar las puertas a soluciones.
 
Ahora regreso al tema de los 33 y medio miembros de la OAS. El representante de la asamblea nacional puede estar sentado frente a la bandera de Venezuela pero no puede hablar en nombre del gobierno que está a cargo en Venezuela.  Una prueba vital del reconocimiento de un gobierno, en la ley internacional y práctica, es si ejerce control sobre los asuntos del país. La Asamblea Nacional no tiene un control efectivo sobre Venezuela, y su representante no puede hablar en nombre del gobierno de facto, en la OAS.
 
Existe una pregunta adicional en cuanto a la autenticidad de las credenciales del representante, las cuales aparentemente fueron ignoradas, deliberadamente o no, por la Secretaría de la OAS.
 
La Asamblea Nacional nominó a un representante “especial” a la OAS, pero esa categoría de representación no existe. Además, como fue señalado durante la reunión por el Embajador de Guyana, Riyad Insanally, la carta del Sr. Guiado al Secretario-General, firmada como “Presidente Interino de Venezuela”,  designando al representante “Permanente,” tiene fecha de 22 de enero de 2019. Pero, su proclamación como “Presidente Interino” tuvo lugar el 23 de enero de  2019. Bajo otras circunstancias, estas discrepancias no se hubieran aceptado.
 
La OAS es ahora, en muchos sentidos, una organización lamentablemente comprometida. La lucha por vender o salvar su alma que tuvo lugar el 9 de abril ahora la define y puede limitar su eficacia en el futuro.
 
¿Por qué nos debe importar?  Porque es la única organización del hemisferio en la cual todos los países (excepto Cuba) están presentes, y la cual tenía la misión y la oportunidad de mantener la paz en la región y promover la cooperación que puede hacer una diferencia en las vidas de todos sus habitantes. Todo eso está ahora corrupto.
 
Respuestas y comentarios previos:  www.sirronaldsanders.com

 

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