¿Por qué un ataque despiadado al Secretario General de la OEA y a un embajador del Caribe?
Por Sir Ronald Sanders
El 5 de agosto, un sitio web que nunca había visto publicó un trabajo de demolición contra Albert Ramdín, quien asumió el cargo de Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) hace menos de dos meses.
El artículo pretendía “exponer” el “gasto excesivo” y el “nepotismo” de Albert Ramdín en estos escasos sesenta días al mando de la Organización. Superpone un rumor anónimo tras otro hasta confundir la línea que separa el hecho de la invención. Su retrato sensacionalista del Secretario General —limusinas facturadas en 25 000 USD, una renovación de “torre de marfil” en el octavo piso, y una obstinada negativa a financiar mejoras críticas en comunicaciones— se apoya únicamente en “fuentes internas de la OEA” sin nombre. No se identifica a un solo informante, ni se aportan partidas presupuestarias, informes de auditoría ni declaraciones oficiales que respalden tales acusaciones.
Este artículo es, sin paliativos, un trabajo de demolición contra Ramdín, el primer Secretario General elegido de un país de la Comunidad del Caribe (CARICOM). ¿La pregunta es por qué? Y la respuesta se oculta en el turbio mundo de la marginación del Caribe, considerado pequeño, insignificante y, por ende, indigno. Quizá también en la idea errónea de que los gobiernos caribeños favorecen a China sobre Estados Unidos y Canadá, y en que Ramdín encarne esa postura.
La verdad es que los países caribeños no tienen tal preferencia. Su único deseo es colaborar armoniosamente con todas las naciones más ricas para promover el desarrollo económico y social de sus pueblos. Hoy —y desde hace tiempo— China ha mostrado más disposición a brindar ese apoyo.
En este contexto, el artículo agrava su ataque abusivo contra Ramdín al arrastrar al embajador de Las Bahamas, Chet Donovan Neymour, con la igualmente infundada afirmación de que se halla “bajo investigación por corrupción”. Es una falsedad monumental y un vil atentado contra la reputación de Neymour, al servicio de quienes creen que los funcionarios caribeños no deberían tener protagonismo. Una búsqueda en los principales servicios de noticias —Reuters, Associated Press, Deutsche Welle— y en los comunicados de prensa de la OEA no muestra indicio alguno de pesquisa alguna contra el embajador Neymour. Como Decano del Cuerpo de Embajadores ante la OEA, puedo confirmar que ningún órgano de la Organización ha abierto investigación alguna. La única acusación anterior —hace quince años, cuando Neymour era funcionario de la OEA— fue investigada a fondo, desestimada en apelación y no dejó mácula en su historial.
Quienes buscan difamar tratan la verdad como un estorbo en pos de fines sucios. Quien desee adoptar estas tácticas podridas deberá presentar pruebas de sus acusaciones.
El intento de infiltrar las pulcras credenciales de Neymour en las acusaciones no verificadas contra Ramdín revela motivos políticos, no integridad periodística. El embajador Neymour es un diplomático de carrera que representa a Las Bahamas ante las Naciones Unidas y la OEA. En 2024 guió al Consejo Permanente con liderazgo firme como presidente y luego presidió el Comité de Asuntos Administrativos y Presupuestarios con transparencia y disciplina fiscal. Antes, como Defensor del Pueblo de la OEA, veló por el debido proceso de todo el personal.
El deseo de Ramdín de nombrar a Neymour jefe de gabinete requiere una exención del Consejo Permanente. Este precedente se utilizó recientemente cuando Ramdín propuso al embajador de Chile, Sebastián Kraljevich, como Secretario Ejecutivo de la Secretaría para el Fortalecimiento de la Democracia. Esa exigencia del Consejo Permanente —clara manifestación de doble rasero y motivo oculto— ha servido de coartada para el lanzado de denuestos. Si el autor del artículo en “Centra News” realmente buscara los hechos, una revisión transparente confirmaría que la carrera de Neymour se forjó en la competencia y la integridad, no en el escándalo.
En defensa del Secretario General Ramdín, la Secretaría General de la OEA emitió el 6 de agosto una declaración formal rechazando todas las tergiversaciones sobre sus viajes, renovaciones de oficina y prioridades presupuestarias. Subrayó que cada gasto se ajusta a las normas y controles financieros de la OEA. En cuanto a la acusación relativa a que, en Antigua y Barbuda, durante la 55.ª Asamblea General de la OEA, Ramdín eligió un hotel costoso, alejado del personal de la Secretaría, aclaro que fue el Gobierno de Antigua y Barbuda quien asignó dicho alojamiento a Ramdín y a los jefes de delegación por razones de seguridad. No fue la OEA la que pagó su factura hotelera; lo hizo el Gobierno anfitrión como parte de sus obligaciones.
La OEA se fundó para defender la democracia, los derechos humanos y el desarrollo en las Américas. Perjudicaría su misión si permitiera que rumores guíen su gobernanza. El embajador Chet Donovan Neymour merece el reconocimiento de los méritos de su servicio, no ser confundido con acusaciones infundadas. Los Estados miembros de la OEA y sus ciudadanos deben ver a través de esta campaña de difamación orquestada contra Neymour como parte de un ataque más amplio contra Ramdín, y preguntarse: ¿por qué?
(El autor es embajador de Antigua y Barbuda ante Estados Unidos y la OEA, y decano de los embajadores acreditados ante la OEA. Respuestas y comentarios anteriores: www.sirronaldsanders.com)